Por Pablo Pereyra, Chief Revenue Officer de 2Innovate.
La banca en América Latina avanza hacia un futuro libre de las limitaciones y riesgos del dinero físico, abriendo las puertas a una banca sin sucursales, impulsada por tecnologías digitales de vanguardia y gobernada por los hábitos de consumo de las generaciones más jóvenes. ¿Estamos preparados para abordar este desafío y aprovechar al máximo sus oportunidades?
La adopción acelerada de tecnologías digitales y soluciones financieras ha dado lugar a una nueva era en la banca en América Latina, liderada por pagos móviles y otros métodos electrónicos. Millennials y Zoomers, que para 2025 representarán más del 75% de la fuerza laboral a nivel mundial y protagonistas en esta evolución, valoran las experiencias personalizadas y los servicios basados en análisis de datos. ¿Cómo deben los bancos y empresas ajustar sus estrategias para satisfacer estas expectativas?
No se trata solo de adoptar tecnología, sino de cambiar el enfoque en la estrategia bancaria. La transacción debe estar en el centro de la experiencia financiera, ya que la ventaja competitiva radica en ofrecer servicios más rápidos y seguros. En América Latina, casi el 60% de la población realizó pagos digitales durante 2021, un aumento del 23% desde 2017. En este contexto, las plataformas bancarias nativas en la nube son fundamentales para una banca más inteligente, eficiente y habilitada para móvil.
Las instituciones financieras que no prioricen la adopción de servicios y productos digitales corren el riesgo de quedar rezagadas y fuera del radar de las nuevas generaciones de consumo, ávidas de obtener las experiencias on-demand de plataformas como Netflix en sus aplicaciones bancarias. Por otro lado, quienes adopten rápidamente estos cambios estarán preparados para el éxito en la nueva era de la banca y podrán responder a las demandas del mercado con solo un clic.
Diversas tendencias impulsan esta revolución digital en las finanzas de América Latina: demanda de comodidad y rapidez, banca móvil, billeteras digitales, banca abierta, inteligencia artificial y tecnología blockchain. De hecho, diversos gobiernos de la región están promoviendo la adopción y el uso de estos servicios, en búsqueda de favorecer el crecimiento económico y la inclusión financiera en áreas rurales y poblaciones previamente excluidas. Pero ¿cuál ha sido el detonante de este rápido avance? La respuesta es obvia, los adultos jóvenes que conquistan porcentajes cada vez mayores del campo laboral. En comparación con sus generaciones anteriores, tienen más del doble de probabilidades de utilizar la banca digital y menos de depender de sucursales bancarias. Como resultado, los pagos en efectivo se vuelven cada vez más escasos y los trámites a realizarse de manera presencial son totalmente rechazados.
A medida que las finanzas digitales se expanden en América Latina, es crucial que gobiernos y reguladores se adapten a estas tendencias y apoyen el crecimiento e innovación en el sector financiero. Además, deben implementar leyes y regulaciones que protejan a los consumidores y promuevan la ciberseguridad como elemento esencial para garantizar un entorno financiero seguro y confiable.
Para garantizar un futuro sin efectivo en América Latina, las instituciones financieras deben seguir invirtiendo en innovación y adopción de tecnologías emergentes, así como en educar a sus clientes sobre los beneficios y riesgos asociados con las finanzas digitales. La adopción masiva de soluciones financieras digitales solo será posible si los consumidores confían en la seguridad, privacidad y eficiencia de los servicios ofrecidos.
La transición hacia una sociedad sin efectivo en América Latina no será fácil, pero el potencial para transformar la economía y mejorar la vida de millones de personas en la región es demasiado grande como para ignorarlo. Con una inversión constante en tecnología, colaboración entre las partes interesadas y políticas que apoyen la innovación, el futuro de la banca en América Latina parece prometedor.
En conclusión, la industria bancaria está en la cúspide de un cambio significativo, impulsado por tecnologías digitales y soluciones financieras modernas. La generación sin efectivo, encabezada por los Millennials y Zoomers, está cambiando la forma en que se concibe y utiliza la banca. Las instituciones financieras que se adapten rápidamente y aprovechen las oportunidades que brindan las tecnologías emergentes estarán en una posición ventajosa en este mercado en constante evolución. Juntos, podemos crear un futuro financiero próspero e inclusivo para toda América Latina.
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